Para su buen funcionamiento, una caldera debe tener la presión correcta con el fin de que el agua circule eficazmente por el circuito y consuma menos, evitando así problemas como ruidos en los radiadores, un calentamiento irregular o incluso fallos en el sistema que puedan derivar en costosas reparaciones.
¿Cómo puedes comprobar si tu caldera tiene la presión idónea?
Las calderas de presión suelen contar con un manómetro que indica el nivel de presión en una escala de 0 a 4 bares. Como norma general, en la mayoría de los sistemas, la presión recomendada oscila entre 1 y 2 bares , zona que suele estar marcada en verde en el medidor, Sin embargo, para asegurar un funcionamiento óptimo y seguro, es recomendable revisar el manual de la caldera de presión o consultar con un técnico especializado en calefacción.
Si tu caldera tiene una pantalla LCD, la opción para comprobar la presión del sistema suele estar fácilmente accesible en el menú de configuración, entre las opciones disponibles.
Mantener una presión adecuada es clave para la eficiencia energética y el rendimiento del sistema, que la presión de la caldera sea demasiado baja no es tan preocupante como si es demasiado alta, pero cualquiera de las dos opciones puede afectar a su eficiencia y al gasto energético y, por tanto, económico.
Recargar el sistema de la caldera
Cuando la presión es demasiado baja, generalmente debemos recargar el sistema con agua para restablecer su correcto funcionamiento. Aunque el procedimiento puede variar según la marca y el modelo de la caldera, el método más común para hacerlo es el siguiente:
- Apaga el sistema y espera a que se enfríe para evitar daños o quemaduras..
- Ubica el bucle de llenado (se trata de un tubo flexible situado debajo de la caldera de presión con una válvula en cada extremo) y asegúrate de que ambos extremos están correctamente conectados y unidos a las 2 válvulas correspondientes.
- Abre las válvulas (utilizando las manijas a ambos lados y girándolas en el sentido de las agujas del reloj). Esto permite que el agua fría de la red entre en el sistema.
- Observa el manómetro, éste debe ir aumentando su lectura. Cuando la presión alcanza aproximadamente 1,5 bares empieza a cerrar las válvulas (girándolas en sentido contrario a las agujas del reloj) para evitar que el agua siga entrando en el sistema.
- Vuelve a encender la caldera y asegúrate de que la presión se mantiene. Si la presión no se mantiene, puede que haya un error en el manómetro o en el propio sistema de calefacción. En ese caso, es hora de llamar a los expertos.
Si la presión es demasiado alta, quizás ha llegado el momento de purgar los radiadores para liberar el exceso de aire y restablecer el equilibrio en el sistema. Mantener la presión adecuada en una caldera de presión es clave para garantizar su eficiencia, evitar averías y optimizar el consumo energético.
¿Cómo se purga un radiador?
El purgado de un radiador es un proceso esencial para eliminar el aire acumulado en el sistema de calefacción y garantizar una circulación eficiente del agua en la caldera de presión. Se realiza presionando una pequeña válvula en la parte superior del radiador, situada en un extremo, con una «llave de radiador” y manteniéndola pulsada hasta que se haya liberado todo el aire.
Desde ITRSL te recomendamos comprobar la presión de la caldera mensualmente para garantizar su correcto funcionamiento y evitar averías.