Tener tu vivienda a una temperatura agradable en invierno y que el gasto de energía sea el mínimo imprescindible depende de muchos factores. Uno de ellos es disponer de unas válvulas adecuadas en los radiadores, parte fundamental de una instalación eficiente.
Cada radiador calienta más o menos según el caudal de agua caliente que circule por dentro de él y la correcta regulación de este caudal de agua depende de las válvulas. Gracias a ellas podrás controlar la temperatura de cada radiador, su funcionamiento y su rendimiento.
Por ello en ITRSL queremos ayudarte hoy a conocer bien lo que es una válvula y los tipos que existen, para que tengas claro cuál es la que más te conviene a la hora de hacer una nueva instalación o renovar la que ya tiene tu local o tu casa.
Lo primero que debes saber es que hay diferentes tipos de válvulas (que se adaptan a distintas necesidades) y no están incluidas en la compra del radiador.
A continuación, te contamos algunos aspectos básicos que es interesante conocer para tomar la decisión más adecuada a tus intereses.
Cómo funcionan las válvulas
Cada radiador debe tener un par de válvulas, una que controla la entrada del agua desde el circuito al radiador y otra de salida.
Las válvulas funcionan como un grifo: si las abres poco el aparato liberará poco calor y si las abres mucho ¡tendrás mucho calor! Como hemos dicho, la válvula de entrada controla la cantidad de agua caliente que entra en el radiador y la otra (conocida como válvula de bloqueo) equilibra el sistema controlando la cantidad de calor que emite el radiador.
¿Qué es la válvula de bloqueo?
La válvula de bloqueo controla el flujo de agua entre la tubería y el propio radiador. El instalador de la calefacción la dejará de tal modo que la cantidad justa de distribución fluya a través del aparato (esto se conoce como «equilibrio»). De esta forma, tu calefacción será más eficiente.
Sin este control de equilibrio, es probable que los radiadores más cercanos al lugar donde se encuentra la caldera se calienten más, y viceversa para los más alejados.
Tipos de válvulas
Válvula termostática
Estas válvulas miden la temperatura de la habitación y adaptan la potencia calorífica del radiador en consecuencia. Con ellas puedes ajustar la válvula a la temperatura que desees que tenga la habitación, ¡y hace todo el trabajo por ti! Cuando la temperatura de la habitación alcanza el nivel deseado, la válvula se cierra para detener el flujo de agua y evitar que el radiador se caliente más. Son muy eficientes.
Válvula manual
Es la válvula de radiador más comúnmente encontrada. Puedes abrirlas manualmente más o menos dependiendo de tus gustos y necesidades. Son las más sencillas y probablemente las más baratas de instalar en primer lugar, pero pueden hacer incrementar la factura si por ejemplo te olvidas de cerrarlas cuando no necesites calor.
Según su forma y estética hay diferentes tipos de válvulas también. Ten cuidado de que las que instales en tus radiadores sean compatibles con la posición de la entrada que controla y el espacio disponible. Lo más común es encontrar conexiones de extremo opuesto al fondo – en pocas palabras, el agua entra y sale del radiador por la parte inferior y por ambos extremos, lo que hace necesario el uso de válvulas en ángulo. Encontrar las entradas de tu radiador y tuberías debería ser sencillo, pero si no estás seguro lo mejor es pedir consejo a un profesional.
Y, por último, respecto al tamaño, necesitarás una válvula que se adapte al de la tubería (según su ancho y las conexiones).